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Descubre la belleza y la emoción de la música clásica con Amelie Wienhöfer.

Estos especiales de Amelie Wienhöfer narran la historia de perseverancia y determinación de una artista que lucha por la inclusión y la diversidad.
La música de Amelie Wienhöfer es un canto de esperanza y de amor de una artista que nos enseña a ser auténticos y a luchar por nuestros sueños.

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En toda la carrera 7a en el centro de Bogotá, esta el edificio de la Empresa de Teléfonos de Bogotá ETB.

 

Esta empresa que es una de las más queridas por los bogotanos, lleva casi cien años de funcionamiento, hoy la modernidad y la invasión que tiene esta zona con los vendedores ambulantes y cachavicheros que se apuestan a lado y lado de la calle (hoy peatonal), hacen que se entre mezclen las culturas.

Por ello la Secretaría de Cultura y la presidencia de la empresa, aportan con este grafiti en los ventanales del primer piso, a la vista multicolor que cada día se vive en esta localidad.

¡¡¡Bienvenidos a esta presentación sobre la vida de Amelie Wienhöfer, una mujer trans que canta e interpreta música clásica en las calles de Bogotá.!!!

 

Editorial por: Roberto Quiroga, director de la Revista LGBTI

La www.revistalgbti.com, www.canal724.com y www.quira-medios.com presentan: “Amelie y su Piazollada: Una artista trans que desde la calle busca una filarmónica”, proyecto ganador de la Beca Orquesta Filarmónica de Bogotá para medios comunitarios y alternativos.

Este especial de tres (3) capítulos, cuenta la historia de Amelie, una mujer trans, migrante, persona mayor y que vive –junto con su pareja– de interpretar música sinfónica y clásica en una de las calles bogotanas punto de reunión de la bohemia y la cultura capitalinas: en la esquina del Centro García Márquez en la localidad de La Candelaria.

La producción y posproducción de este video fue realizada por el equipo de Canal 7/24 Cultura en Vivo, con un alto grado de profesionalismo y respeto por la diversidad de las personas involucradas, logrando como resultado final un producto de muy alta calidad y que nos llena de orgullo como medios comunitarios y alternativos

En el desarrollo del trabajo periodístico y audiovisual logramos tocar las fibras más íntimas de Amelie quien nos abrió su corazón para contar historias que, de alguna manera, son el espejo de aquello que sufren en su diario vivir las personas hombres y mujeres trans.

Pero, igualmente, son una muestra del empuje y las ganas de salir adelante por medio de su trabajo, ya que Amelie aprovecha su vocación artística para enseñar este arte de la música sinfónica a niños de diferentes localidades de la ciudad vía internet, y ha creado varias piezas de música sinfónica mediante la utilización de los instrumentos musicales que tiene en su hogar.

Encontró en la música una herramienta poderosa para conectar con las personas y difundir un mensaje de amor y aceptación.

Su talento ha cautivado a miles de personas y ha logrado sensibilizar sobre la realidad de la población trans en Colombia. Amelie Wienhöfer es un ejemplo de cómo el talento y la pasión pueden superar las barreras y la discriminación.

Estamos emocionados de que los videos sobre Amelie Wienhöfer estén disponibles en diferentes plataformas digitales como: www.revistalgbti.comwww.canal724.com y www.quira-medios.com

¡Esperamos que nos ayuden a compartir de manera que este trabajo sea de inspiración para que más personas sigan sus pasiones y luchas por la igualdad y la inclusión!

 Como medios de comunicación comunitarios y alternativos, esperamos con este trabajo de responsabilidad social aportar a reducir la estigmatización de las personas de los sectores sociales LGBTI –especialmente las mujeres trans–, y buscar la posibilidad de integrar a la Orquesta Filarmónica de Bogotá como una gran opción para mejorar la calidad artística de los(as) artistas de los sectores sociales LGBTI que gusten de la música filarmónica, la música académica y el canto lírico.

 

 

 

 

Julio Flórez Roa fue un poeta colombiano que nació en Chiquinquirá el 22 de mayo de 1867 y murió el 7 de febrero de 1923 en la población atlanticence de Usiacuri, conocida también como "El pesebre del Atlántico".

 

Desde temprana edad empezó a escribir y aunque nunca terminó sus estudios se convirtió en uno de los grandes poetas colombianos. Fundador de la tertulia literaria "La Gruta Simbólica"

Una de las descripciones más completas de la apariencia física y la personalidad de Julio Flórez es la que hace el escritor Octavio Amortegui:

Era un hombre supremamente aristocrático. Tenía mucho del príncipe enlutado de la tragedia. Fuerte en su delgadez, más alto que bajo, negra como la endrina la media melena, tupidas las cejas y soñadores los ojos. Ojos alelados, ausentes y tristes, noblemente tristes, bajo los párpados pesados, quizá por lo gruesos, que daban a sus pupilas una cálida y brumosa lejanía crepuscular. Eran los labios sedientos bajo el bigote delgado y fino de Don Juan. Y entre la frente serenísima y el mentón, señoreando el rostro atezado y mate, la fuerte, sensitiva y tajante nariz. Esa perfecta nariz, tan difícil de encontrar -al decir de Tejada-, como un alma perfecta. Vestía un elegante gabán negro, ligeramente ajustado, por cuyas mangas asomaban las manos pulcras, nerviosas, elocuentísimas, del declamador sin igual, y se tocaba con un fino sombrero de jipijapa en forma de tirolés. Este fue el Flórez que yo conocí»

En 1905 Flórez sale de Bogotá primero hacia la Costa Atlántica y luego a Caracas, en donde luego inició una gira poética por los países centroamericanos que se prolongó por dos años (1906-1907). Estando en México y dispuesto a regresar a Colombia, el general Reyes lo nombró segundo secretario de la Legación de Colombia en España, hacia donde partió en agosto de 1907.

Su libro Cardos y Lirios, así como su ovacionado poema La Araña, obtuvieron publicación en 1905 en Venezuela. Manojo de zarzas y Cesta de lotos fueron editados en 1906 en San Salvador, Fronda lírica, en Madrid en 1908, y Gotas de ajenjo en Barcelona en 1909. En febrero de 1909 Flórez regresó a Colombia, a la que saludó con un recital en Barranquilla; allí sufrió un quebranto de salud que lo llevaría más tarde a su muerte.

 

La araña


Entre las hojas de laurel, marchitas,
de la corona vieja,
que en lo alto de mi lecho suspendida,
un triunfo no alcanzado me recuerda,
una araña ha formado
su lóbrega vivienda
con hilos tembladores
más blancos que la seda,
donde aguarda a las moscas
haciendo centinela
a las moscas incautas
que allí prisión encuentran,
y que la araña chupa
con ansiedad suprema.

He querido matarla:
Mas... ¡imposible! Al verla
con sus patas peludas
y su cabeza negra,
la compasión invade
mi corazón, y aquella
criatura vil, entonces,
como si comprendiera
mi pensamiento, avanza
sin temor, se me acerca
como queriendo darme
las gracias, y se aleja .
después, a su escondite
desde el cual me contempla.

Bien sabe que la odio
por lo horrible y perversa;
y que me alegraría
si la encontrara muerta;
mas ya de mí no huye,
ni ante mis ojos tiembla;
un leal enemigo
quizás me juzga, y piensa
al ver que la ventaja
es mía, por la fuerza,
¡que no extinguiré nunca
su mísera existencia!
En los días amargos
en que gimo, y las quejas
de mis labios se escapan
en forma de blasfemias,
alzo los tristes ojos .
a mi corona Vieja,
y encuentro allí la araña,
la misma araña fea
con sus patas peludas
Y su cabeza negra,
¡como oyendo las frases
que en mi boca aletean!

En las noches sombrías
cuando todas mis penas
como negros vampiros
sobre mi lecho vuelan,
cuando el insomnio pinta
las moradas ojeras,
y las rojizas manchas
en mi faz macilenta,
me parece que baja
la araña de su celda,
y camina y camina...
y camina sin tregua
por mi semblante mustio
hasta que el alba llega.
¿Es compasiva? ¿Es mala?
¿Indiferente? Vela
mi sueño, y, cuando escribo,
silenciosa me observa.
¿Me compadece acaso?
¿De mi dolor se alegra?
¡Dime quién eres, monstruo!
¿En tu cuerpo se alberga
un espíritu? Dime:
¿Es el alma de aquella
mujer que me persigue,
todavía, aunque muerta?
¿La que mató mi dicha
y me inundó en tristeza?

Dime: ¿Acaso dejaste
la vibradora selva,
donde enredar solías,
tus plateadas hebras,
en las obscuras ramas
de las frondosas ceibas,
por venir a mi alcoba,
en el misterio envuelta,
como una envidia muda,
como una viva mueca?
¡Te hablo y tú nada dices,
te hablo y no me contestas!
¡Aparta, monstruo, huye
otra vez, a tu celda!

Quizás mañana mismo,
cuando en mi lecho muera,
cuando la ardiente sangre
se cuaje entre mis venas
y mis ojos se enturbien,
tú, alimaña siniestra,
bajarás silenciosa
y en mi obscura melena
formarás otro asilo,
formarás otra tela,
sólo por perseguirme
¡hasta en la misma huesa!

¡Qué importa!... nos odiamos,
pero escucha: no temas,
no temas por tu vida,
¡es toda tuya, entera!
¡Jamás romperé el hilo
de tu muda existencia!
Sigue viviendo, sigue,
pero... ¡oculta en tu cueva!
¡No salgas! ¡No me mires!
No escuches más mis quejas,
ni me muestres tus patas,
¡ni tu cabeza negra!...
Sigue viviendo sigue,
inmunda compañera,
entre las hojas de laurel marchitas
de la corona vieja,
que en lo alto de mi lecho suspendida
¡un triunfo, no alcanzado, me recuerda!