"PAGANO, EL QUE BAILA CON LA HISTORIA … CHACATA Y PRACATA”

“Pagano no vende libros por dinero, sino por sabiduría. Y yo lo entrevisté en la FILBo.”

Por: Carlos Humberto Arango C

Crónica desde la FILBo 2025

Por unos segundos creí estar frente a mi papá.

Sombrero, traje, mirada pausada y sabiduría en la maleta. Era César Pagano, y aunque mi hija, a unos metros, no tenía idea de quién era aquel hombre que pasaba junto a ella, me dijo: “acaba de pasar un señor igualito a mi abuelo”. Le respondí con una sonrisa: "Lo acabo de entrevistar, él es César Pagano", y al propio Pagano le dije lo mismo: “te pareces físicamente a mi padre”.

Era él, el melómano mayor, el cronista que no solo escucha salsa, sino que la piensa, la defiende, la archiva, la conversa y la escribe. En la FILBo 2025, nos encontramos para hablar de su libro más reciente: "Historia esencial de la Salsa", un fragmento ampliado de su ya clásico “El Imperio de la Salsa”. La entrevista fue breve, improvisada, sin edición, pero cargada de melodía y memoria. Diez minutos bastaron para adentrarnos en la historia que baila. Hablamos de la música, de la vida, del alma de un género que nació en el Bronx y que creció con sabor a Caribe.

Recordamos también los inicios del mítico Goce Pagano, ese lugar de culto donde durante décadas se vivió la salsa en su estado más puro, más libre, más Pagano. Allí donde el bolero era “ese corruptor de mayores” y donde se vivía “salsa y cultura hasta la sepultura”.

Pagano camina por los pasillos de la feria como un sabio nómada. Lleva su maleta repleta de libros que vende no por necesidad económica, sino por hambre de pensamiento, por deseo de compartir memoria. En esa maleta viaja su historia, su archivo de la música, su legado. La misma que guarda miles de discos en su apartamento, entre casetes, vinilos y tocadiscos Garrard narra lo que otros no registran: el alma de la música.

César Pagano, nacido en Medellín en 1941, lleva medio siglo siendo faro de la cultura caribeña en Bogotá. Es periodista, locutor, docente y activista. Hizo política y se desencantó, como él mismo me dice.  Soñó con cantar, pero le ganó el pánico escénico. Entonces decidió hablar por otros: entrevistar, documentar, difundir. Fundó un templo salsero en plena Zona Rosa de Bogotá, y lo bautizó con su propio apellido espiritual: Goce Pagano.

Y aunque ese templo ya no existe, su voz sigue encendida, a veces, en Javeriana Estéreo y Radio Nacional. Su espíritu vibra en cada frase que soltó en la entrevista y plasmó en el libro que me entregó: “Cultura hasta la Sepultura” “Salsa y Placer hasta el Amanecer” “Optimismo frente al abismo”, “¡Y decía Chopin: que suene como Los Van Van!”, Su crítica a la salsa romántica —“fácil, pero empobrecedora”— no es nostalgia, es defensa de la esencia.

Lo vi perderse entre los stands de libros. Solo. Como se mueven los sabios. Como quien ya lo dijo todo, pero sigue buscando a quién contárselo. Como si la salsa lo llevara de la mano hacia otro encuentro, hacia otro lector, hacia otro oído dispuesto a escuchar que, en verdad, la música es historia y César Pagano, su mejor narrador.

 

 

 

"PAGANO, EL QUE BAILA CON LA HISTORIA … CHACATA Y PRACATA”

“Pagano no vende libros por dinero, sino por sabiduría. Y yo lo entrevisté en la FILBo.”

Por: Carlos Humberto Arango C

Crónica desde la FILBo 2025

Por unos segundos creí estar frente a mi papá.

Sombrero, traje, mirada pausada y sabiduría en la maleta. Era César Pagano, y aunque mi hija, a unos metros, no tenía idea de quién era aquel hombre que pasaba junto a ella, me dijo: “acaba de pasar un señor igualito a mi abuelo”. Le respondí con una sonrisa: "Lo acabo de entrevistar, él es César Pagano", y al propio Pagano le dije lo mismo: “te pareces físicamente a mi padre”.

Era él, el melómano mayor, el cronista que no solo escucha salsa, sino que la piensa, la defiende, la archiva, la conversa y la escribe. En la FILBo 2025, nos encontramos para hablar de su libro más reciente: "Historia esencial de la Salsa", un fragmento ampliado de su ya clásico “El Imperio de la Salsa”. La entrevista fue breve, improvisada, sin edición, pero cargada de melodía y memoria. Diez minutos bastaron para adentrarnos en la historia que baila. Hablamos de la música, de la vida, del alma de un género que nació en el Bronx y que creció con sabor a Caribe.

Recordamos también los inicios del mítico Goce Pagano, ese lugar de culto donde durante décadas se vivió la salsa en su estado más puro, más libre, más Pagano. Allí donde el bolero era “ese corruptor de mayores” y donde se vivía “salsa y cultura hasta la sepultura”.

Pagano camina por los pasillos de la feria como un sabio nómada. Lleva su maleta repleta de libros que vende no por necesidad económica, sino por hambre de pensamiento, por deseo de compartir memoria. En esa maleta viaja su historia, su archivo de la música, su legado. La misma que guarda miles de discos en su apartamento, entre casetes, vinilos y tocadiscos Garrard narra lo que otros no registran: el alma de la música.

César Pagano, nacido en Medellín en 1941, lleva medio siglo siendo faro de la cultura caribeña en Bogotá. Es periodista, locutor, docente y activista. Hizo política y se desencantó, como él mismo me dice.  Soñó con cantar, pero le ganó el pánico escénico. Entonces decidió hablar por otros: entrevistar, documentar, difundir. Fundó un templo salsero en plena Zona Rosa de Bogotá, y lo bautizó con su propio apellido espiritual: Goce Pagano.

Y aunque ese templo ya no existe, su voz sigue encendida, a veces, en Javeriana Estéreo y Radio Nacional. Su espíritu vibra en cada frase que soltó en la entrevista y plasmó en el libro que me entregó: “Cultura hasta la Sepultura” “Salsa y Placer hasta el Amanecer” “Optimismo frente al abismo”, “¡Y decía Chopin: que suene como Los Van Van!”, Su crítica a la salsa romántica —“fácil, pero empobrecedora”— no es nostalgia, es defensa de la esencia.

Lo vi perderse entre los stands de libros. Solo. Como se mueven los sabios. Como quien ya lo dijo todo, pero sigue buscando a quién contárselo. Como si la salsa lo llevara de la mano hacia otro encuentro, hacia otro lector, hacia otro oído dispuesto a escuchar que, en verdad, la música es historia y César Pagano, su mejor narrador.