EL VIL ASESINATO DE ÉRIKA APONTE NOS CONMUEVE
La joven de 26 años falleció tras recibir dos disparos por parte de su expareja Christian Camilo Rincón Díaz en la zona de comidas del centro comercial Unicentro, en Bogotá, en lo que se convierte en otro trágico episodio de feminicidio en nuestro país.
Parece una imagen aterradora en el letrero del almacén se lee: “Te estábamos esperando”
El pasado domingo, día de las madres, la ciudad de Bogotá se vio sumida en la consternación y el dolor debido a un acto de violencia sin sentido que cobró la vida de Érika Aponte, una joven de tan solo 26 años. El responsable de este vil asesinato fue su expareja, Christian Camilo Rincón Díaz, quien le disparó en el centro comercial Unicentro, convirtiendo este trágico episodio en otro feminicidio más que enluta a nuestro país.
Los hechos ocurrieron en la zona de comidas del concurrido centro comercial, donde Érika y Christian se encontraron para hablar sobre el final de su relación. Lo que parecía ser una conversación aparentemente normal y pacífica, se tornó en un acto de violencia inesperado y brutal. Sin previo aviso, Christian sacó un arma y disparó dos veces contra Érika, segando su vida en un instante. Acto seguido, intentó suicidarse, pero su arma se encasquilló, frustrando su intento desesperado.
Decenas de personas que se encontraban en el lugar fueron testigos horrorizados de la escena. Se sabe que Erika había alertado a las autoridades sobre la situación, buscando protección. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, nada pudo evitar el trágico desenlace. La impotencia y el miedo se apoderaron de los presentes, quienes huyeron despavoridos en busca de resguardo.
Pero al margen del comentario periodístico que inunda todos los medios, es bueno hacernos varias reflexiones de esta historia de amor o de desamor tan deprimente, tan horrible, sin sentido:
“Mátala en tu corazón, asesínala en tu alma, olvídala, pero no tomes acciones de esta manera ¡¡¡Rechazo rotundo!!!
Estas historias shakesperianas de Romeo y Julieta modernas no deben seguirse presentando”
Este lamentable suceso nos lleva a reflexionar sobre la triste realidad de los feminicidios en nuestra sociedad. ¿Cómo es posible que un hombre pueda arrebatar la vida de una mujer solo por las diferencias que existen entre ellos? El acto sin sentido perpetrado contra Érika en Unicentro nos conduce a un profundo rechazo y nos cuestiona sobre el valor de la vida y el respeto hacia el prójimo.
Esta historia trágica nos recuerda las terribles historias shakesperianas de amor y desamor, como la de Romeo y Julieta, pero en una versión moderna y desgarradora. Debemos preguntarnos quién es nuestra pareja, cuál es su trasfondo, sus traumas y experiencias pasadas. En ocasiones, nos enamoramos sin conocer verdaderamente a la persona con la que compartimos nuestra vida. Confiamos ciegamente, sin ser conscientes de los problemas psicológicos, emocionales o resentimientos que pueden albergar.
Es importante destacar que esta violencia no se limita únicamente a hombres contra mujeres, ya que también existen casos inversos. Sin embargo, esto no justifica en absoluto el asesinato de Érika ni la trágica muerte de su agresor en el hospital, quien se fue sin pagar por su crimen y sin brindar ninguna explicación. Christian decidió arrebatar la vida de su "amada" como si tuviera derecho sobre ella, y al igual que Romeo y Julieta, decidió poner fin a su propia existencia. Lamentablemente, malinterpretó por completo la esencia de la historia de los Capuletos y los Montesco.
En la sociedad actual, presenciamos una mayor cantidad de rupturas en las relaciones sentimentales en comparación con épocas anteriores. La facilidad para separarse en la actualidad contrasta con la realidad que enfrentaron nuestros abuelos y nuestras madres, quienes se veían obligados a someterse y permanecer en una relación hasta el final debido a las creencias impuestas por la iglesia y la religiosidad predominante en aquel entonces. El lema "Hasta que la muerte los separe" era considerado una obligación inquebrantable.
Sin embargo, en el caso de Érika, la muerte llegó de una manera abrupta y sin que ella la buscara. Aunque tal vez lo presentía, siempre sintió la sombra de la muerte acechándola, consciente de lo que estaba por ocurrir. Incluso advirtió sobre su situación a aquellos que podían brindar ayuda, pero lamentablemente nadie fue capaz o estuvo dispuesto a intervenir.
Esta trágica historia nos lleva a reflexionar sobre la importancia de prestar atención a las señales de peligro en las relaciones. No podemos permitir que las personas se encuentren atrapadas en situaciones abusivas o violentas, simplemente porque en el pasado se les exigía seguir adelante sin importar las consecuencias.
Es fundamental seguir promoviendo desde la primera infancia, una cultura de respeto, igualdad y protección para evitar que haya más víctimas de violencia de género. La sociedad debe estar dispuesta a escuchar y tomar medidas para prevenir tragedias como la que ocurrió con Érika. No debemos permitir que la muerte sea el desenlace de una historia de amor o desamor, sino que seamos capaces de actuar a tiempo para evitar sufrimientos innecesarios y preservar la vida de aquellos que la necesitan.
Por Carlos Humberto Arango C.
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